Hasta hace poco los libros eran los encargados de salvaguardar el saber de la humanidad a lo largo de su historia. Ahora, todo ese saber se vuelca también en Internet para que todos podamos disfrutarlo y aprovecharlo. Con ese anhelo nacía en 2009 la Biblioteca Digital Mundial, un complejo archivo interactivo auspiciado por la UNESCO que recoge las principales riquezas bibliográficas de los países que participan en el proyecto, más de sesenta. Así, es posible acceder a manuscritos, mapas, libros, partituras musicales, grabados, fotografías, películas, dibujos arquitectónicos…, de una valía sin parangón y que afortunadamente podremos consultar desde nuestros ordenadores. Además, es un servicio dirigido no sólo al mundo docente ya que cualquier ciudadano puede acceder a él de forma gratuita.
¿CÓMO FUNCIONA?
En la dirección www.wdl.org encontraremos una página inicial en la que aparece un mapa del mundo que posibilita una búsqueda por regiones geográficas o por temáticas y que propicia una navegación sencilla e intuitiva en siete idiomas.
Aunque es un proyecto reciente, que todavía se encuentra en fase embrionaria, está previsto que con el tiempo vaya expandiéndose y completando sus archivos con la aportación de bibliotecas de países que a fecha de hoy tienen pocos recursos económicos para facilitar el acceso a la red a sus habitantes.
En la Biblioteca Digital Mundial nos podemos encontrar con documentos tan representativos, valiosos o curiosos como la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América; el Hyakumanto Darani, un documento japonés que data del año 764 y que está considerado el primer documento impreso de la historia; mapas de América del año 1562; o películas rodadas en España por los hermanos Lumière a finales del siglo XIX y en las que se observan imágenes de corridas de toros o procesiones de la Semana Santa de Andalucía.
Esta biblioteca significa, ante todo, un intento de acercamiento entre las diferentes culturas del planeta. El conocimiento mutuo de nuestras idiosincrasias, tradiciones y circunstancias propicia, qué duda cabe, una empatía fundamental para la convivencia pacífica y respetuosa. Podría decirse que, después de muchos siglos, la Biblioteca Digital Mundial quiere tomar el testigo de la mítica Biblioteca de Alejandría.