El desmantelamiento de la Política Agraria Común (PAC) tras la reforma de 2003 y la liberalización del comercio está haciendo más vulnerables a todos los países europeos cuando se producen cambios en los mercados mundiales, debido a su importante comercio agroalimentario. Las últimas reformas de la PAC basadas en el desacoplamiento de las ayudas y el abandono de la producción han sido un grave error político cuyas consecuencias están siendo pagadas por los agricultores, ganaderos y consumidores europeos, a pesar del rechazo elevado que existe a esta estrategia europea. La progresiva eliminación de las políticas de mercado supone precios cada vez más bajos e inestables para la producción, siendo los precios de referencia unos precios mundiales cada vez más volátiles y destructivos para las economías rurales. El planteamiento basado en un abastecimiento de terceros países a precios bajos y la inexistencia de unos precios internos remunerativos se está mostrando como un error político muy grave. Se debe reflexionar profundamente sobre el modelo de alimentación que tenemos en la actualidad.
En los próximos meses continuarán los debates sobre la Política Agraria Europea a partir de 2013 enmarcados y condicionados por el debate del presupuesto de la Unión Europea, la nueva ronda de Doha (OMC) y las negociaciones de libre comercio con Centro‐América, comunidad andina, área euro‐mediterránea (Marruecos, Túnez, Egipto) yMercosur entre otras. La actual PAC está supeditándose a los acuerdos de la OMC y los tratados de libre comercio que colocan a la agricultura y la alimentación en la especulación de los mercados internacionales.
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La agricultura y la alimentación, en manos del mercado financiero.