Lo más operativo para el usuario final, posiblemente, será contratar en un solo documento la instalación completa. En tal sentido, el modelo de contrato ideal para la ejecución de este tipo de redes en el ámbito del consumidor final debería contemplar los siguientes aspectos:
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Identificación de las partes.
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Descripción detallada del tipo de instalación, tecnología a emplear y, fundamental, ámbito de cobertura de la misma con parámetros mínimos cerrados de calidad y velocidad de acceso.
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Enumeración de los profesionales y técnicos a emplear en la instalación, así como su grado de cualificación y capacitación para las labores concretas que les correspondan.
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Relación de equipos y materiales a emplear en la instalación con mención expresa de características técnicas y marca, así como de los criterios de normalización, certificación o conformidad aplicables a cada caso.
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Diseño gráfico de la instalación suscrito por técnico competente.
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Requisitos de seguridad del sistema.
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Garantías de la instalación y los equipos en los términos legales anteriormente mencionados, así como las garantías comerciales que se ofrezcan por la empresa.
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Posibilidades de ampliación del sistema y adaptabilidad del mismo a nuevas tecnologías o aplicaciones.
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Precio desglosado y forma de pago.
La contratación de la ejecución del sistema a través de un instrumento contractual con las características citadas no evitaría en su integridad los posibles problemas, pero al menos nos dotaría de la base documental necesaria para delimitar con claridad las obligaciones de las partes y facilitaría el ejercicio de las potenciales acciones para la reclamación de nuestros derechos.