Andalucía, 21 de marzo de 2013. Con motivo de la celebración mañana día 22 de marzo del Día Mundial del Agua –que este año tiene por tema “la cooperación en la esfera del agua”–, la Unión de Consumidores de Andalucía quiere denunciar el proceso privatizador y especulativo al que está siendo sometido un recurso que es escaso y de primera importancia para la ciudadanía.
Y es que hay voces que hablan de la existencia de una “burbuja hídrica” ya que los ayuntamientos, que han visto considerablemente mermados sus ingresos procedentes del ladrillo, están optando como solución para obtener liquidez a vender y privatizar todo lo que sea rentable y un bien de primera necesidad como el agua, lo es sin duda.
La Unión de Consumidores quiere denunciar que en este preocupante proceso especulativo en el que las garantías de enriquecimiento son inescrutables (los recibos de agua que no se pagan están entre el 3 y el 5%) también está presente la banca encargada de facilitar los recursos necesarios a la empresas privadas que acceden a los concursos para la gestión y que, en caso de pérdidas o quiebra, será la ciudadanía la que asuma esos costes a través de las previsibles subidas de la factura del agua. Además, la Unión de Consumidores de Andalucía quiere recordar que está más que demostrado que la privatización del agua, tal y como ha ocurrido con tantos y diversos sectores que antes eran de titularidad y gestión públicas, no se traduce en una mejoría ni de los servicios ni del precio.
El más claro ejemplo de ello lo tenemos en la capital onubense donde, desde que Aquagest pasara a gestionar Aguas de Huelva, los onubenses han padecido una subida superior al 30% en sus facturas ya que el agua ha subido, hasta el momento, en cuatro ocasiones.
Por eso, la Unión de Consumidores de Andalucía quiere hacer un llamamiento a la responsabilidad de los diferentes ayuntamientos andaluces para que no sigan ahogando a las ya exhaustas economías de su ciudadanía y recurran a otro tipo de estrategias para sanear las arcas municipales que implican más valentía pero que terminen dilapidando el patrimonio público ni aplastando, como consecuencia de las privatizaciones de estos servicios siempre al más débil.