UCA-UCE presenta su informe “Semana Santa: la devoción tiene un precio”

  • Difícilmente se puede participar en una estación de penitencia por menos de 175 euros, aunque el precio de la túnicas más caras puede elevar esta cantidad a más de 1.000 euros
  • Podemos hablar ya de un auténtico “comercio cofradiero” de ilimitada oferta y demanda de todo tipo de productos, bienes o servicios relacionados con la Semana Santa

 Andalucía, 7 de abril de 2017.-  Un año más y como viene siendo tradicional, la Unión de Consumidores de Andalucía (UCA-UCE)  presente su estudio que, bajo el título “Semana Santa: La devoción tiene un precio” intenta trazar un panorama de lo que significa la Semana Santa en Andalucía en clave de consumo. Y es que no sólo estamos hablando de un celebración religiosa, sino también de todo un acontecimiento sociocultural que comporta todo un ingente movimiento económico que difícilmente puede sustraerse ya de una creciente mercantilización de su entorno y de la creación de todo un marco de variopintas relaciones de mercado, en el que entran en juego los derechos y los legítimos intereses de muchos consumidores y usuarios.

Fervor y consumo.

La llegada de la primavera convierte al territorio andaluz en un escenario donde se escenifica una de las expresiones religiosas tradicionales de mayor fervor y devoción en nuestra Comunidad, como lo es la  Semana Santa. La conmemoración se convierte en un fenómeno no solo religioso, sino también sociocultural, turístico y económico de importante magnitud.

Y todo ello se traduce en que la Semana Santa, al igual que muchos otros acontecimientos, acaba también siendo víctima de una importante mercantilización. El escenario festivo se acaba convirtiendo en el centro de atención de productores y consumidores, de oferta y demanda de una infinidad de productos, bienes y servicios de muy variada naturaleza religiosa, cultural, artística, turística… Un mercado en el que el sentimiento religioso se conjuga con la diferente capacidad económica de aquellos que desean disfrutar de este evento.

En tiempos pasados este comercio se reducía a las indumentarias y enseres propios de cada Hermandad, así como otros productos de la misma naturaleza que formaban parte de una actividad económica dirigida en gran parte a sufragar las actividades de carácter social y asistencial de las Hermandades y Cofradías. Hoy en día, no únicamente los Consejos de Hermandades se ven beneficiados por esta celebración anual, sino que también otros muchos se han apuntado a las potencialidades de un mercado que no ha dejado de crecer en los últimos años al movilizar en su entorno importantísimos volúmenes de recursos económicos.

Un inmenso mercado cofrade que no sólo se ha extendido a muchos pequeños comercios, sino que ha llegado también  hasta el mundo virtual del comercio electrónico. El avance tecnológico ha favorecido el consumo de estos bienes, no sólo durante la temporada de la celebración, sino que ha generado una oferta y demanda constantes, a lo largo de todo el año.

Ha surgido con fuerza todo un fenómeno económico y de mercado que a veces llega incluso a entrar en confrontación con los intereses de las propias Hermandades y Cofradías, que llegan a verse directamente perjudicadas por un negocio abierto a productores y demandantes de todo tipo de bienes, productos y servicios. Así, la comercialización de imágenes, símbolos y demás productos relacionados con las Hermandades y Cofradías ha suscitado que algunas corporaciones lleguen a registrar la propiedad intelectual y mercantil de sus símbolos de identidad, no únicamente para preservarlos de actividades económicas interesadas, sino además también para protegerles de manera legal de determinados ataques.

La indumentaria del Penitente: ¿Una penitencia para el bolsillo?

La incorporación de hermanos en las Cofradías pasa por un proceso de admisión valorado por la propia organización cofrade. En primera instancia el procedimiento común comienza por rellenar una inscripción previa junto a la realización del  pago correspondiente de la cuota de inscripción, que torna entre los 15 y los 60 euros (dependiendo de la Hermandad) a modo de “donativo”. Estas cuotas de inscripción suelen ser anuales, semestrales o mensuales. Además de ello, los hermanos han de abonar la limosna o cuota de la papeleta de sitio que fluctúa entre los 6 y los 300 euros, sujeta a la función que desempeñe en la cofradía. En ocasiones, esta papeleta de sitio está incluida en la cuota anual de la Hermandad.

Finalizado este procedimiento habitual, la adquisición del hábito penitencial corre a cargo de los participantes. Son ellos los que deben proveerse a sí mismos de la indumentaria y enseres propios de la Hermandad en la que participen, a excepción de algunos casos en los que la misma pone a disposición de los hermanos que lo deseen, hábitos financiados mediante un alquiler pagado junto a la cuota de la papeleta de sitio.

A pesar de la diversidad de diseños, material y tamaño, el atuendo más común en Andalucía es el de nazareno o penitente, una indumentaria que adopta diversas particularidades en función de su corte y diseño (túnicas de capa, cola, escapulario, cuyo coste puede oscilar entre los 150 y 300 euros en función del tipo y calidad del tejido, que si son de terciopelo pueden superar los 500 euros), el calzado (desde los zapatos convencionales, -de entre 45 a 70 euros-, las manoletinas –de entre 35 a 65 euros- o las sandalias –de entre 15 y 35 euros-. En el coste final, inciden además otros complementos como:

  • Escudos: Entre 10 y 30 euros para los bordados en seda de colores y según su tamaño. Por encima se sitúan los bordados en hilo de oro y los artesanales (entre 60 y 150 euros).
  • Ceñidores: Los cíngulos oscilan entre los 8 y 20 euros, situándose por encima de 100 los realizados en hilo de oro; los de esparto, que oscilan entre los 18 y 55 euros y las correas, cuyo coste ronda los 15 euros.
  • Guantes. Entre los 12 y 25 euros y si son de curo entre los 30 y 90 euros.
  • Capirotes: De 15 a 30 euros.
  • Costal: Entre 15 y 30 euros.
  • Fajas.: Entre 15 y 20 euros, aunque las deportivas o de guarnicionería pueden rondar entre los 30 y 70 euros.
  • Morcilla: 6 euros.
  • Sudadera: Entre 15 y 25 euros.
  • Medalla: Entre 15 y 30 euros

En definitiva, la obtención de estos conjuntos a medida oscila -y difícilmente es menor- entre los 175 y los 220 euros para los atuendos más simples en cuanto a material y piezas (túnicas de cola con cíngulo de seda y sandalias). Sin embargo, podemos encontrarnos ante indumentarias completas compuestas por hábito de terciopelo con cíngulo de hilo de oro, escudos bordados y zapatos de hebilla de plata, que llegan a situarse entre los 900 y los       que llegan a superar los 1.000 euros. Considerando que muchas familias se componen de más de tres miembros, y que en numerosos casos la participación en Cofradías y Hermandades se constituye como una tradición familiar, el coste de penitente se eleva produciendo gastos extras a las familias que a veces pueden ser difíciles de soportar.

Por otra parte, otros miembros de la familia pueden intervenir en las carreras oficiales como portadores de imágenes (costaleros, hombres de trono, horquilleros,…), lo que implica también un gasto en los uniformes. Estos uniformes varían desde el típico traje de vestir oscuro hasta la túnica de nazareno, en el caso de los portadores que cargan por fuera de los pasos (ejemplo de ello lo encontramos en la provincia de Málaga).

Los palcos y sillas, ¿un lujo al alcance de pocos?

Lo más usual es que en muchas ciudades y pueblos de Andalucía se ofrezca a los asistentes un servicio de sillas y/o palcos desde donde puedan observar directamente la grandeza y vistosidad de las carreras oficiales. Se trata de un servicio que en el menor de los casos cuenta con 1.000 plazas (Almería y Granada) y la cumbre se encuentra entre las 10.000 o las 34.000 plazas en ciudades como Málaga y Sevilla, respectivamente. Asimismo, cada palco cuenta con una media de 6 a 10 plazas.

Hoy en día, al contrario que en tiempos pasados, la instalación de este servicio es desarrollada, mayormente, por los Consejos de Hermandades y Cofradías.  En este contexto en el que la gestión y distribución de sillas y palcos corren a cargo de los Consejos de Hermandades y Cofradías, son éstos los responsables de cualquier suceso o incidente que tenga lugar en ellos. Por esta razón, todas las agrupaciones y consejos cuentan con un seguro de responsabilidad civil, de accidentes o daños a terceros que cubran los contratiempos que puedan ocurrir.

A pesar de los precios, un obstáculo añadido con el que se encuentran los interesados es el acceso efectivo a la posibilidad de alquilar estos servicios de sillas o palcos, pues además de la escasa oferta existente, en algunos casos los abonos poseen un carácter hereditario, siendo adjudicados de un año para otro mediante un derecho adquirido de renovación anual. El acceso a plazas vacantes se realiza en la mayoría de las provincias andaluzas mediante sorteos ante notario o listas de espera.

En todas las localidades, las infraestructuras de sillas y palcos deben estar acondicionadas con los medios necesarios para facilitar el acceso a personas discapacitadas.

Las carreras oficiales: un dilema jurídico.

Ante las carreras oficiales de Semana Santa siempre surge la incertidumbre respecto a la seguridad, comodidad y derechos del usuario. Estas cuestiones enmarcadas en un contexto, principalmente, jurídico y legal, reflejan las dudas de muchos usuarios  cuando se disponen a disfrutar de un evento en el que se exponen a ser “víctimas” directas de cualquier incidente que pueda haber durante estos recorridos. Es aquí donde se cuestiona el carácter intrínseco de este fenómeno, pues ¿podemos considerar estos recorridos oficiales como una ceremonia religiosa, o más bien como un acto de singularidad pública al aire libre? Estamos en cualquier caso ante una disyuntiva de difícil solución por lo que, desde  UCA-UCE, y con experiencias previas de altercados producidos en anteriores años, se reclama que en estas carreras oficiales se garantice a los usuarios la máxima seguridad e integridad de los mismos en los recintos donde se ubiquen las sillas y palcos, así como el necesario comportamiento cívico del conjunto de la ciudadanía.

El coleccionismo capillita y el gran bazar cofradiero

Además de artículos necesarios para la participación en las carreras oficiales, un creciente y elevado porcentaje de la demanda en el mercado cofradiero está definido por coleccionistas de todo tipo de productos relacionados con  Semana Santa. Así la abundante demanda de estos artículos constituye ya todo un provechoso negocio. En los últimos años se han puesto en mercado  colecciones de todo tipo, desde bibliográficas hasta juegos de ajedrez. Así las propuestas de colecciones de todo tipo han venido teniendo una amplia respuesta por parte de los consumidores, que acogen con gusto una amplia gama de productos relacionados con esta devoción. La realidad ha puesto de manifiesto que venimos asistiendo, en los últimos años a un auténtico auge de este coleccionismo que se viene desarrollando con fuerza en el conjunto del territorio andaluz.

Podemos hablar ya de un auténtico comercio cofradiero de ilimitada oferta y demanda de todo tipo de productos, bienes o servicios relacionados con la Semana Santa, que llega a provocar en ocasiones la intranquilidad a las propias Hermandades. Se trata de un mercado que abarca desde una amplia gama de publicaciones bibliográficas, una colosal producción discográfica, toda una recopilación de videos y dvd´s  que cosecha minuciosamente cada detalle de los desfiles procesionales; hasta artículos como pines que reproducen las imágenes más bellas de la representación de la Semana Santa. En cualquier caso hada hace extrañar la ingente demanda del mercado como consecuencia de un fenómeno expansivo dentro del marco de una sociedad consumista.

Con independencia de la opinión que podamos tener con relación a esta mercantilización de la Semana Santa, el “mercado de la devoción” se ha convertido en un fenómeno cuyo análisis ha acabado requiriendo la atención anual de esta Unión de Consumidores de Andalucía (UCA-UCE)