Pero, hasta que estas alternativas virtuales lleguen, tendremos que seguir recurriendo a los mismos medios de reclamación que en el comercio tradicional: arbitraje de consumo, denuncias ante la inspección de consumo y, en último caso, tribunales de justicia. Vías de reclamación que se hacen mucho más penosas que en el comercio tradicional por los inconvenientes ya mencionados.
Sin duda, podemos decir que con la misma medida que crecen las transacciones de bienes y servicios on-line, también lo hacen los posibles timos y fraudes de los que pueden ser victimas los usuarios. Aspectos como productos subastados a muy bajo precio que jamás llegan a su nuevo dueño, dialers de conexión a números de tarificación adicional, productos cuya oferta no se corresponde a la realidad, casinos on-line o peticiones de datos bancarios de ayuda a colectivos desfavorecidos que luego vacían las cuentas corrientes son algunos de los timos en los que cualquier usuario on-line puede caer.
Por último, como medidas de seguridad a seguir para evitar este tipo de abusos económicos se recomienda:
– Usar accesos que podamos contrastar como seguros.
– No descargar programas de acceso directo a páginas a no ser que constatemos que son gratuitos al 100%.
– Aun así, deberíamos comprobar nuestro nodo de conexión a Internet apara evitar accesos dialers.
– No hacer caso a mensajes que soliciten números de cuenta a no ser que nos conste la seguridad del remitente del mismo.
– Comprar con tarjeta para así poder rechazar el cargo si no nos interesa o, si es posible, contra reembolso para asegurar que el producto nos llega.