3. No se debe hacer dejación de las obligaciones que corresponden a un comprador adulto y responsable: la clasificación por edades es meramente orientativa y existe el riesgo de que el menor adquiera en el punto de venta un videojuego no adecuado para su edad. Los videojuegos destinados a adultos pueden utilizar un lenguaje o tener unos contenidos violentos, sexuales u otros inadecuados para el desarrollo del menor. Además, hay que evitar comprar aquellos videojuegos que fomenten la violencia, la competitividad o la discriminación.
En todo caso, si se detecta cualquier anomalía en el contenido del videojuego, debe comunicarse a la empresa y a los organismos de protección de menores.
4. Hay que identificar claramente el producto específico que se desea adquirir. Existen muchos videojuegos con nombres muy similares (casi siempre en inglés) y difíciles de diferenciar. Asimismo, se comercializan variaciones o partes sucesivas de un videojuego con clasificaciones por edad diferentes, de modo que unas pueden ser para todos los públicos y otras incluso para adultos.
También se dan casos en los que modifica el contenido de un mismo videojuego dependiendo de la plataforma para la que se comercializa (PC, Gameboy, Play Station, Xbox, etc.), lo que puede llevar a recomendaciones de edad diferente.
5. Se debe prestar especial atención, en el punto de venta o alquiler, a la hora de seleccionar un videojuego. En la mayoría de los establecimientos de venta los videojuegos se colocan en el lineal clasificados por plataformas, temas o marcas, pero no por niveles de edad. Además ocurre que, en caso de alquiler, en muchas ocasiones los videojuegos se entregan sin su carátula, por lo que es difícil conocer exactamente la clasificación por edades y la descripción temática del producto.
6. Debe evitarse la compra de videojuegos piratas y en el top manta, pues más allá de sus implicaciones legales, puede ser un factor de riesgo a la hora de garantizar la correcta clasificación del producto y la adecuación real de los contenidos a dicha clasificación.
7. Se debe propiciar el uso compartido y en común de los videojuegos, que no tienen por qué ser siempre una actividad solitaria, aunque prestando siempre atención a los intercambios y a las descargas de videojuegos a través del ordenador que puedan realizar los menores, ya que es difícil controlar la correcta clasificación y la adecuación de los contenidos.
Hay videojuegos de alto contenido pedagógico, aunque a veces no sean los más conocidos. Se debe optar preferentemente por este tipo de productos, cuya bondad en valores no tiene por qué estar reñida con la diversión y la atracción para el menor.